LA BASE ENERGÉTICA PERUANA: PILAR DE DESARROLLO FRENTE AL EGOÍSMO OCCIDENTAL

Para que un país avance, necesita una matriz energética fiable. La economía del Perú no es la excepción: sin fuentes robustas —gas, hidroeléctrica y renovables— la industria se paraliza, la infraestructura se estanca y los ciudadanos pierden acceso a tecnologías modernas. Una línea de transmisión caída o un pico de demanda mal gestionado pueden frenar proyectos enteros, retrasar la llegada de Internet, cerrarte una mina o frenar una planta de tratamiento.

 

Pero hoy, más que nunca, nuestra soberanía energética se enfrenta a un desafío global. Estados Unidos y sus aliados, aprovechando la crisis energética que ellos mismos generan, están presionando para que los países dependientes—como el Perú—abran paso a sus empresas, adopten “soluciones limpias” costosas, y acepten financiamiento condicionado. Las petroleras, constructoras e ingenierías europeas entran con préstamos y promesas, sabiendo que en nuestra base técnica aún hay vacíos normativos y poca industria tecnológica local.

 

Estas estrategias son beneficiosas para Occidente: promueven energías alternativas (hidrógeno, eólica, solar), sin embargo, excluyen a las economías emergentes que no pueden transicionar de golpe. Al mismo tiempo, limitan el respaldo a proyectos tradicionales, amenazando a empresas nacionales que proveen estabilidad energética regional.

 

💡 Perú: ¿Primer paso hacia el desarrollo o simple peón estratégico?

1.     Dependencia de hidrocarburos con riesgos tectónicos y sociales
El gas de Camisea y la hidroenergía representan más del 90 % de nuestra matriz eléctrica (54 % hidro, 38 % gas), junto a apenas 8 % de renovables no convencionales . El gas es de transición, pero también finito (restan cerca de 20 años de reservas), y su extracción en la Amazonía ya ha producido impactos socioambientales severos.

 

2.     Renovables: potencial y limitaciones estructurales
Perú cuenta con un enorme potencial solar (25 GW) y eólico (22 GW), además de capacidad hidroeléctrica (70 GW), pero su desarrollo está limitado por trabas regulatorias, infraestructura de transmisión deficiente y escasez de financiamiento local.

 

 

3. Financiamiento internacional: ¿Oportunidad o dependencia?
Programas del BID, IFC y otros prometen préstamos para fortalecer políticas, planificación, eficiencia y energías limpias. Pero también condicionan la adopción de tecnología occidental, sin necesariamente fortalecer la industria peruana ni impulsar transferencia tecnológica real.

 

⚠️ Riesgos de seguir el guion sofisticado sin base local

Riesgo de inestabilidad energética: las renovables son intermitentes; sin gas o hidro que haga respaldo, la seguridad del sistema nacional (SEIN) se pone en riesgo.

Endeudamiento condicionado: créditos caros o con condiciones ocultas pueden comprometer nuestra independencia económica en el largo plazo.

Desventaja tecnológica: si solo importamos plantas y tecnología, no crecemos, y nuestras universidades e industria siguen rezagadas.

 

🛠️ Propuesta peruana: sostenibilidad con soberanía

Equilibrio energético realista: combinar renovables con hidro y gas doméstico, planificados tecnológicamente para brindar estabilidad, no a costa de la Amazonía ni comunidades locales.

Fortalecimiento del SEIN: invertir en redes, almacenamiento, servicios complementarios y regulación inteligente para absorber variables renovables sin caídas de tensión.

Política pública soberana: caminar hacia una Política Energética Nacional que incorpore consulta previa, transferencia tecnológica y promoción de industria nacional.

Financiamiento estratégico: aceptar préstamos internacionales solo si garantizan co-desarrollo, transferencia e infraestructura local.

 

🔚 Conclusión

La sostenibilidad del complejo energético es un cimiento, no un lujo. Si el Perú depende de financistas extranjeros que acaparan tecnología y decisiones, corremos el riesgo de ser espectadores en nuestra propia transición energética.

 

Debemos tomar el control: construir una matriz estable, barata, respetuosa con el ambiente, y que desarrolle capacidades locales. Solo así podremos acelerar la adopción de tecnologías modernas, impulsar la industria nacional y defender nuestra riqueza natural de una vez por todas.

 

Porque si no lo hacemos nosotros, otros lo harán. Y ya sabemos que no estarán pensando en el Perú.