El Perú sigue atrapado en la trampa del extractivismo: un modelo que nos condena a ser eternos exportadores de materias primas, sin capacidad para transformarlas. Mientras otros países avanzan hacia economías del conocimiento, nosotros seguimos cavando hoyos, vendiendo minerales en bruto y comprando productos terminados a precios elevados.
Las cifras son contundentes: nuestra industria no primaria se desplomó 8% en solo dos años, según el análisis del economista Pedro Francke. Esto equivale a ocho mil millones de soles anuales menos, un golpe brutal para la economía nacional que se traduce en despidos, mayor pobreza y un retroceso en el desarrollo industrial que tanto costó recuperar tras la pandemia. ¿La razón? Un Estado que solo apuesta a la extracción, sin exigir tecnología ni valor agregado.
Un país que regala su riqueza sin industrializarla
El INEI confirma el fracaso de este modelo:
· Cobre, oro y minerales representan más del 60% de nuestras exportaciones, pero tienen un índice de complejidad económica (ICE) profundamente negativo (-2.19 para el cobre, -2.52 para el oro).
· Agroexportación, aunque creciente, también depende de productos poco elaborados: las uvas tienen un ICE de -1.21 y el espárrago en conserva, apenas -0.89.
· Mientras tanto, importamos lo que otros producen con nuestra materia prima: desde celulares hasta maquinaria, pagando sobreprecios por lo que pudo hacerse aquí.
Francke lo resume con crudeza: "Creen que nuestro futuro está en sobreexplotar nuestra naturaleza sin límite ni medida". Y tiene razón: Perú es el segundo productor mundial de cobre, pero no fabrica ni un cable de cobre refinado. Chile, en cambio, ya produce baterías de litio. Nosotros seguimos exportando rocas.
El mito del "crecimiento" minero: ¿riqueza para quién?
Los defensores del extractivismo repiten que la minería "genera divisas", pero ocultan tres verdades incómodas:
1. El 70% de las utilidades mineras se van al exterior (Banco Central de Reserva).
2. Los puestos de trabajo son temporales y poco calificados: solo el 5% requiere ingenieros o técnicos especializados (SNMPE).
1. Las regiones mineras siguen pobres: Cajamarca (oro), Pasco (zinc) y Moquegua (cobre) tienen índices de pobreza superiores al 30% (INEI).
2. Mientras, países como China y Corea del Sur pasaron de ser pobres a potencias porque obligaron a sus sectores extractivos a transferir tecnología. Nosotros, en cambio, permitimos que las mineras operen con regalías ridículas y cero exigencia de industrialización.
¿Hacia dónde ir? Romper el círculo vicioso
El Atlas de Complejidad Económica de Harvard es claro: Perú está estancado en el puesto 107 de 133 países, porque no innova. Pero también señala una salida:
· Impuestos a la extracción primaria que financien parques industriales para procesar minerales (ej: cobre refinado, joyería de oro).
· Ley de encadenamientos productivos: que toda gran minería compre insumos nacionales y forme técnicos locales.
· Prohibir la exportación de concentrados sin valor agregado, como hizo Indonesia con el níquel.
El gobierno actual, sin embargo, insiste en facilitar más concesiones sin exigir tecnología, mientras la industria nacional se asfixia. Como advierte Francke: "El neoliberalismo dice que da lo mismo exportar rocas que aviones… pero en Harvard demostraron que no".
Conclusión: Dejemos de ser el patio trasero de las potencias
Perú no será desarrollado vendiendo piedras. Sin industria, seguiremos siendo el país que trabaja para que otros se enriquezcan con sus recursos. Basta de extractivismo sin futuro: es hora de exigir tecnología, industrialización y políticas que nos saquen de la trampa de la materia prima.